- Con proyectos piloto exitosos en casi todas las regiones del país, el uso directo de la geotermia está listo para escalar. El académico Diego Morata destaca que Chile tiene el conocimiento técnico, las condiciones geológicas y los casos concretos. Lo que falta ahora es voluntad política, colaboración intersectorial e inversión estratégica.
En un escenario global marcado por la necesidad de energías limpias, Chile tiene una oportunidad concreta de avanzar hacia una calefacción sustentable, autónoma y económicamente eficiente a partir del calor de la Tierra. Esa es la convicción del geólogo Diego Morata, director del Centro CEGA en la Universidad de Chile, quien lleva más de una década investigando e implementando sistemas geotérmicos en distintos territorios del país.
“Hoy sabemos que el uso directo de la geotermia funciona en Chile. Hemos instalado bombas de calor en escuelas, hospitales, invernaderos y centros comunitarios desde Putre hasta Aysén. Ahora falta aplicarlo a gran escala”, afirma Morata. Desde 2010, su equipo ha liderado una serie de proyectos piloto que demuestran que es posible calefaccionar espacios públicos, cultivar alimentos o reemplazar la leña en climas extremos con una tecnología que ya se usa ampliamente en Europa.
Una tecnología madura que puede cambiar la forma de calefaccionarnos
La bomba de calor geotérmica permite intercambiar energía con el subsuelo para calefaccionar o enfriar espacios sin necesidad de combustibles fósiles. Es más eficiente que los sistemas tradicionales y permite un ahorro considerable a largo plazo. Sin embargo, la falta de una industria local encarece su implementación inicial y limita su masificación.
“Necesitamos dejar de pensar que todo debe importarse. Esta tecnología puede fabricarse en Chile, instalarse en nuevos condominios, edificios públicos, hospitales y barrios enteros. Ya no se trata de investigar, sino de aplicar lo que sabemos que funciona”, comenta Morata.
Hoy existen tres grandes instalaciones geotérmicas en funcionamiento en el país: los hospitales de Rancagua y Talca, y el mercado urbano Tobalaba en Santiago. “Son ejemplos reales que permiten calefaccionar con geotermia y ahorrar millones en cuentas de energía. Pero aún así, nadie lo comunica y la mayoría de las personas no sabe que existen”, lamenta.
Una oportunidad de escala: desde Temuco a Pucón, del Estado a la ciudadanía
Chile tiene ciudades enteras, como Temuco, Osorno o Pucón, con alta contaminación por el uso de leña para calefacción. Morata sostiene que esos territorios, por su ubicación geológica y su urgencia ambiental, son candidatos ideales para implementar calefacción distrital por geotermia.
“No hay que empezar de cero. Sabemos dónde se puede, sabemos cómo hacerlo. Solo se necesita voluntad política, visión de Estado e inversión a largo plazo”, insiste. El centro CEGA ya ha identificado las zonas donde sería factible implementar estos sistemas en gran escala, lo que permitiría reducir la contaminación, mejorar la salud pública y diversificar la matriz energética.
El desafío, advierte, es que estos proyectos no entregan réditos inmediatos. “Son procesos de cinco o diez años. Por eso necesitamos políticas públicas que trasciendan a los gobiernos de turno. Aunque un presidente no corte la cinta, va a estar dejando una huella profunda para el futuro”.
La transferencia está lista: falta el impulso
Los avances técnicos ya existen. Los modelos están validados. Lo que falta ahora es construir una alianza sólida entre universidad, Estado y sector privado que permita desarrollar una industria nacional, formar instaladores calificados, y escalar los proyectos exitosos.
“La transferencia tecnológica no es solo entregar un paper. Es que el conocimiento se convierta en políticas, productos y bienestar. Y hoy tenemos una tremenda oportunidad de hacerlo con la geotermia”, concluye Morata, quien representará a Chile en el Primer Congreso Latinoamericano de Geotermia en El Salvador.