La economía circular es un modelo que busca minimizar el desperdicio y maximizar el uso eficiente de los recursos, se perfila como una solución crucial para la preservación de entornos ecológicamente sensibles como la Antártida. A diferencia del modelo lineal tradicional, que sigue el patrón de ‘tomar, hacer, desechar’, la economía circular propone un enfoque regenerativo que puede transformar la manera en que interactuamos con nuestro entorno.
Esta visión es compartida por Inés Vázquez, docente e investigadora en la Facultad de Ciencias de Economía de la Universidad de la República, quien destaca la importancia de adaptar estos principios a contextos específicos, como el de la Antártida, para asegurar la sostenibilidad y protección de este invaluable ecosistema. Vázquez es docente en la Facultad de Ciencias de Economía de la Universidad de la República y directora del Departamento de Administración de dicha facultad.
“La economía circular se define como un sistema que permite mantener los productos y los insumos en acción y en viabilidad mucho más tiempo. Desde el vamos se piensa de qué forma evitar los desperdicios. Y se sabe qué se va a hacer al final de la vida útil. En definitiva, salir de la economía lineal, que es la que conocemos desde la Revolución Industrial, a una nueva economía que es regenerativa, que busca amigarse con el ambiente.”, comenta Vázquez.
Aplicar estos principios en la Antártida podría tener un impacto significativo en la preservación de este delicado ecosistema. Vázquez menciona que, «la economía circular debería ayudar en cualquier entorno. La Antártida tiene un valor muy relevante como espacio, como lugar hermoso que cuidar y preservar. Y desde esa lógica, sí que está claro que la economía circular puede ayudar en el sentido de mantener los ecosistemas sustentables y evitar los desperdicios, la contaminación del aire, del agua.»
Para que la economía circular funcione en cualquier lugar, incluida la Antártida, es necesario aplicar estrategias específicas. Según Vázquez, «las estrategias de la economía circular pasan por sobre todo por regenerar, o sea, recuperar el entorno y ver de qué forma aprendemos de la naturaleza y lo hacemos mejor. Optimizar, ser eficientes… cerrar el bucle o cerrar, como recuperar los materiales, esto puede pasar desde que no se pierdan, entonces hay mantenimiento, hay reparación, hasta el proceso de reciclaje, que son los menos deseados pero los más conocidos. Y luego hay otra estrategia que tiene que ver justamente con la regeneración.»
Estas estrategias incluyen la regeneración del entorno, la optimización de recursos, el cierre de bucles mediante la recuperación de materiales, y la creación de productos multifuncionales que reduzcan el uso de recursos. Además, es fundamental fomentar la colaboración entre empresas, gobiernos y ciudadanos. Vázquez explica que «hay como una asociatividad vinculada a intercooperación. ¿Cómo una empresa colabora con otra? ¿Cómo se genera una cadena productiva que toda sea circular, o sea, que toda sea sostenible? Entonces, también hay como un concepto de trazabilidad, de dónde vienen los productos, cómo ocurre esto. Necesito a veces inversiones que solo no las puedo hacer. Entonces, bueno, así también hay otra oportunidad de asociarme con otros.»
En este sentido, Chile ya ha avanzado con programas como el «Territorio Circular,» liderado por CORFO y SERCOTEC, que busca construir una hoja de ruta hacia una economía circular para 2040. «Chile tiene unos programas muy interesantes de economía circular, como es el programa de territorio circular, que creo que se lidera desde CORFO, por lo menos CORFO participa, SERCOTEC participa allí, las municipalidades. Es muy interesante la información también que está cargada en la web de territorios circulares, indica qué tipo de acciones se están haciendo en cada región.», menciona Vázquez.
Además, la educación y la formación son esenciales. Para la investigadora, Uruguay se han realizado esfuerzos significativos en política pública, pero es crucial medir los resultados y ajustar las estrategias según sea necesario. «Es necesario medir qué estamos haciendo. Si no medimos lo que estamos haciendo, ¿dónde estamos poniendo los recursos? Porque tal vez en una primera etapa está muy bueno promover y listo, sumarse a la gente todo lo que se pueda. Pero después es necesario empezar a afinar. ¿Y qué es lo que quiero promover? Si es, no sé, la asociatividad, los emprendimientos donde hay componentes de género, de mujeres, el impulso de la tecnología. ¿Qué es lo que realmente hoy estamos necesitando? Entonces, por eso es necesario ir midiendo de qué forma lo está haciendo cada uno y qué resultados está teniendo.»
La economía circular ofrece un camino viable para la preservación y el desarrollo sostenible de la Antártida. Con una visión compartida y un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, es posible implementar cambios que beneficien tanto al medio ambiente como a la sociedad. La clave está en la colaboración, la innovación y el compromiso con un futuro sostenible. «Poner a los actores en diálogo tiene un valor muy significativo. Empezar a concebir cuáles son las acciones concretas que podemos encaminar juntos. Creo que por allí pueden haber muy lindas oportunidades y es muy bueno que esto se esté planteando.», finaliza Inés.