En un escenario global donde la urbanización avanza a pasos agigantados y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles se vuelve cada vez más apremiante, el concepto de ciudades inteligentes emerge como una respuesta innovadora y necesaria. En este contexto, la convergencia de tecnología avanzada, planificación urbana estratégica y la participación activa de la comunidad se posicionan como pilares fundamentales para abordar los desafíos contemporáneos que enfrentan las áreas urbanas. La búsqueda de un desarrollo urbano más inteligente, eficiente y centrado en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos se convierte así en una prioridad para gobiernos, empresas y sociedad civil en todo el mundo.
El papel de las ciudades como motores de desarrollo sostenible se vuelve cada vez más relevante. Solange Arredondo, ingeniera comercial con 25 años de experiencia en desarrollo sostenible, ha dedicado los últimos 5 años a comprender cómo las ciudades pueden ser el epicentro de la sostenibilidad territorial, económica y medio ambiental.
«Todo lo que hacemos ocurre en un espacio físico que se llama ciudad, que nos provee un entorno que puede facilitar o que puede limitar el despliegue de todas nuestras potencialidades, las tuyas como personas, las de tus hijos, la de tu negocio, tu emprendimiento, es muy relevante este espacio físico. Sobre todo en Latam y particularmente en Chile, cerca de un 80% de la población vive en una ciudad», señala Arredondo. El enfoque en el desarrollo de «Smart Cities» o Ciudades Inteligentes cobra una importancia significativa.
El concepto de ciudades inteligentes va más allá de simplemente aplicar tecnologías avanzadas. Se trata de aprovechar el potencial tecnológico para recopilar y utilizar datos de manera efectiva en la toma de decisiones que mejoren la calidad de vida de los habitantes. “La tecnología es muy importante, y hoy hay tecnología disponible para todo y cada día aparecen nuevas, para planificación, eficiencia energética o monitoreo de ciudad. Pero también hay muchas experiencias que muestran que no basta solo con tecnología, esta debe estar al servicio de una estrategia de ciudad, que distinga como queremos que esa ciudad se vea y uno de los ejes principales es mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la ciudad. Cuando tú tienes clara la estrategia de la ciudad, qué valor le quieres entregar a sus habitantes, a sus emprendedores, vecinos y vecinas o turistas, existe una visión que permite avanzar, con acciones concretas, se hace más evidente dónde y para qué se requiere la tecnología”, destaca Arredondo.
Esta visión de ciudad inteligente implica una simbiosis entre los ciudadanos y el espacio físico que habitan. Desde la elección del transporte público hasta los hábitos de consumo, cada acción individual influye en la configuración y funcionamiento de la ciudad. Por lo tanto, la coordinación entre el sector público, privado y la sociedad civil es esencial para el éxito de proyectos transformadores.
Un ejemplo destacado es la región de Magallanes en Chile, identificada como una zona con un potencial transformador significativo. Con proyectos centrados en el desarrollo de infraestructura turística y energía renovable, como el hidrógeno verde, la región se posiciona como un laboratorio para abordar los desafíos del cambio climático.
“La región de Magallanes es una de las zonas con mayor potencialidad que tiene Chile, es puerta antártica, tiene hidrógeno verde, tiene industria aeroespacial, tiene gas, de verdad todo puede pasar en la región de Magallanes, se está trabajando el centro antártico internacional, que no solo es un edificio, se desarrolla ciencia, llegan expertos de otros países, vas a poder sacarle potencial a la antártica. Los proyectos estratégicos son muy relevantes, hay que tener proyectos transformadores».
“¿Cuál es el proyecto que va a transformar la ciudad? ¿Qué le va a cambiar la cara a la ciudad? Un proyecto transformador, aun cuando se asocian a un tema, como por ejemplo el transporte, impactan sistemáticamente la ciudad. Por ejemplo, los trenes no solo resuelven la movilidad, ¿cuánto se potencia el turismo?, ¿cuánto potencia el desarrollo de que nuevos talentos se muevan? Deben tener un impacto que trascienda en la temática que los impulsa”, afirma Arredondo.
En este contexto, la colaboración entre la academia, representada por organizaciones como UNTEC, y el sector empresarial es fundamental. Al unir fuerzas, se pueden impulsar iniciativas innovadoras que beneficien tanto a las comunidades locales como al medio ambiente. “Cuando tu desarrollas proyectos que potencian esos componentes propios de la región son mucho más virtuosos, por eso encuentro tan valioso la mirada de UNTEC sobre las regiones. La visión de ir reconociendo lo propio de las regiones”, sostiene la profesional.
En última instancia, la transformación de las ciudades hacia modelos más inteligentes y sostenibles requiere un enfoque integral que incorpore tanto la tecnología como la visión estratégica de desarrollo. Con líderes comprometidos y proyectos innovadores, las ciudades del futuro pueden convertirse en modelos de sostenibilidad y calidad de vida para sus habitantes. El liderazgo, personas que tengan visión de ciudad, que crean en la ciudad, es clave.