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El largo camino para transferir conocimiento e innovación de la academia a la sociedad

Editorial: Ximena Moya

Chile enfrenta dificultades estructurales, culturales y normativas para consolidar una transferencia tecnológica efectiva entre universidades, Estado e industria. Pese a avances legislativos y experiencias exitosas en algunos sectores.

Uno de los desafíos más persistentes del desarrollo productivo nacional es la dificultad para transformar el conocimiento científico y tecnológico, generado en universidades y centros de investigación, en soluciones concretas con impacto en los sectores productivos y sociales del país. Este dilema estructural vuelve a cobrar relevancia en el contexto actual, marcado por la discusión legislativa de un proyecto de ley que busca normar y fortalecer los mecanismos de transferencia tecnológica, actualmente en tramitación en el Congreso.

El tema no es nuevo. Durante décadas, Chile ha invertido en fortalecer su capacidad científica, pero sin traducir suficientemente esos esfuerzos en aplicaciones concretas. Según datos recientes, el país continúa con un bajo gasto en I+D , apenas 0,41% del PIB, muy por debajo del promedio OCDE. Además, la falta de estructuras sólidas de vinculación entre academia, industria y Estado ha derivado en iniciativas dispersas, sin una política integral de largo plazo.

La transferencia tecnológica en Chile enfrenta obstáculos bien identificados: universidades que privilegian la publicación científica por sobre la aplicación práctica; empresas que desconfían del mundo académico o no cuentan con capacidades internas para integrar innovación; y un marco normativo que aún presenta vacíos críticos, en aspectos como propiedad intelectual, definición de roles institucionales y articulación con los territorios.

El desafío, dicen los especialistas, va más allá. Se trata de cambiar una cultura que ha mantenido separados por demasiado tiempo los mundos del conocimiento y la producción. Avanzar en transferencia tecnológica exige voluntad política, recursos sostenidos y una visión de largo plazo que entienda la innovación no como una moda, sino como un eje estructural del desarrollo nacional.