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Tierras raras se consolidan como insumo crítico para la transición energética global

  • La creciente demanda por estos elementos avanza más rápido que la capacidad de producción, mientras Occidente enfrenta riesgos de abastecimiento debido al dominio chino.

Las tierras raras, un conjunto de elementos químicos esenciales para tecnologías de alta eficiencia, han adquirido un protagonismo estratégico en el contexto global. Su uso en magnetos avanzados, presentes en turbinas eólicas, motores de aviones, dispositivos de generación energética y equipamiento de defensa, ha impulsado una demanda que crece de manera acelerada.

Estos elementos pertenecen al grupo de los lantánidos y su dificultad no radica en la escasez, sino en su extracción. Humberto Estay, director ejecutivo del AMTC, explica que se les llama tierras raras porque antiguamente se creía que su cantidad en la corteza terrestre era baja, pero señala que hoy se sabe que existe una disponibilidad significativa. Según detalla, la complejidad está en que suelen encontrarse dispersas o contenidas en minerales cuya extracción no es simple con las tecnologías actuales. “Les dicen raras porque antiguamente se creía que la cantidad relativa que había en la tierra era baja, eso ya se ha descartado. Hay una buena cantidad, el problema es que están dispersas y en algunos casos contenidas en minerales cuya extracción no es simple con las tecnologías actuales”.

El escenario global está marcado por la fuerte concentración del mercado en China, país que domina el 70 por ciento de la extracción y más del 90 por ciento de la capacidad de refinación a nivel mundial. Esta posición lo convierte en un actor clave para industrias energéticas, tecnológicas y militares. Estay advierte que esta concentración genera tensión geopolítica, especialmente en países occidentales que dependen de estos insumos para sectores estratégicos. “Eso ha generado preocupación en los países de Occidente, particularmente en los países más poderosos, que ven un riesgo de abastecimiento para tecnologías no solo de energías renovables sino también de defensa”.

En América Latina, Chile y Brasil asoman como naciones con recursos significativos, aunque con distintos grados de avance. Brasil ya cuenta con cuantificaciones relevantes, mientras que en Chile el panorama es todavía preliminar. El proyecto más avanzado del país es el desarrollado por Aclara en Penco, basado en la extracción de elementos desde arcillas mediante un proceso menos invasivo y de menor consumo energético en comparación con los métodos tradicionales utilizados en China. “Es un proceso bastante más simple y menos invasivo desde el punto de vista energético ambiental”.

A esta alternativa se suma el interés por los relaves mineros, que podrían albergar un volumen considerable de tierras raras. Sin embargo, menos del uno por ciento presenta leyes comercialmente viables con la tecnología disponible. El desafío es grande. Estay advierte que se requiere innovar para lograr procesos rentables y ambientalmente responsables. “El problema es generar tecnología que pueda extraer, procesar y producir tierras raras de forma rentable pero también amigable con el medio ambiente”.

El avance de esta industria en Chile depende en gran medida de decisiones institucionales claras y oportunas. Estay plantea que la dispersión de capacidades y la lentitud en la toma de definiciones podrían dejar al país fuera de una oportunidad estratégica. “Por alguna razón hoy día se está demorando la adjudicación y ejecución de proyectos estratégicos, además de ciertas definiciones relativas a materiales críticos, donde nuevamente se está pensando en la creación de nuevos institutos o centros, dispersando esfuerzos y no aprovechando las capacidades actualmente instaladas en Chile. Si bien, la creación de este tipo de entidades es importante a largo plazo, la urgencia del corto plazo amerita que usemos las capacidades instaladas en su máximo potencial y no diluir o dispersar en nuevos centros que demorarán al menos 3 años en tener resultados incipientes.”.

El interés por fortalecer capacidades nacionales motivó la creación de un consorcio integrado por el AMTC, Aclara, y otros actores especializados. La iniciativa busca acelerar el desarrollo de tecnologías de separación, refinación y purificación de tierras raras con estándares competitivos internacionalmente. “Creemos que podemos generar tecnologías alternativas a las que hoy se usan en China y llegar a un piloto en tres años”.

Según Estay, el proyecto aspira a posicionar a Chile más allá del rol extractivo, avanzando hacia el desarrollo tecnológico. “Hay una oportunidad muy interesante y el proyecto está enfocado en acelerar rápido el desarrollo tecnológico de ciertas capacidades claves”.

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