UNTEC

Alianza entre centro de investigación y fundación tecnológica acelera la llegada de soluciones mineras a la industria

  • La colaboración entre la AMTC y la UNTEC busca unir desarrollo científico, pilotaje y gestión para responder a los desafíos de la minería chilena.

En un contexto donde la minería chilena enfrenta presiones crecientes por innovar, reducir impactos ambientales y mantener competitividad global, la articulación entre ciencia aplicada e industria se vuelve un factor decisivo. La pregunta ya no es solo qué conocimiento se genera en las universidades, sino cuán rápido y eficazmente ese conocimiento se convierte en soluciones concretas para el sector productivo.

Esa articulación define la relación que, en los últimos años, han construido el Advanced Mining Technology Center de la Universidad de Chile y la Fundación UNTEC. Ambas instituciones comparten la misión de aportar soluciones al país, pero desde roles distintos dentro de la cadena del desarrollo tecnológico, lo que abre paso a una complementariedad estratégica que hoy se está consolidando.

Humberto Estay, director ejecutivo del AMTC, destaca que la principal convergencia está en los focos y etapas del desarrollo. Según explica, la UNTEC se orienta al despliegue industrial y la aceleración de tecnologías, mientras que el AMTC se dedica principalmente a generarlas. “UNTEC está apuntando al aceleramiento de desarrollo tecnológico para implementarse y transferirse a la industria, mientras que el foco principal de nuestro centro es el desarrollo tecnológico”, señala.

La sinergia aparece de manera especialmente clara en los niveles intermedios y altos de madurez tecnológica, donde el conocimiento ya ha superado la fase de exploración y necesita acercarse a su validación industrial. “En escalas de madurez tecnológica de TRL 5 a 7, la relación entre UNTEC y AMTC puede ser clave”, afirma Estay. “AMTC provee tecnologías desarrolladas hasta ese nivel de madurez y UNTEC ayuda a acelerarlas y a transferirlas”. También subraya que esta colaboración entrega una ventaja competitiva en la búsqueda de financiamiento, ya que “nos da una sinergia muy importante en posibilidad de diversidad de postulación de fondos, algo muy relevante para cualquier desarrollo”.

Estay explica que, aunque los proyectos conjuntos aún son emergentes, se ha ido construyendo una estrategia compartida. “Se están ejecutando algunos proyectos hace un par de años y han sido de un tamaño moderado, pero este periodo ha servido para construir una forma de relacionarse que apunta a avanzar hacia objetivos más ambiciosos”, comenta. Esa evolución incluye reflexiones sobre cómo se diseñan los proyectos, cómo se articulan capacidades y qué componentes son esenciales para lograr impacto. Para Estay, ese proceso ha permitido reconocer que las capacidades técnicas del AMTC solo alcanzan su potencial si pueden escalarse y validarse fuera del laboratorio. “Siempre vamos a necesitar partners cuando las tecnologías estén relativamente maduras para acercarnos a la industria”.

Otro componente clave es la institucionalización de esta relación. Ambas entidades trabajan actualmente en un convenio que integrará a la UNTEC como entidad asociada del AMTC. Según Estay, ese acuerdo tendrá consecuencias directas en la forma de ejecutar iniciativas futuras. “Esto permitirá generar un modelo de asociatividad mucho más fluido, donde muchas iniciativas del AMTC se puedan ejecutar de forma colaborativa con UNTEC”, afirma. “Particularmente, proyectos con industria o iniciativas asociadas a problemáticas mineras podrán desarrollarse con las capacidades que tenemos en el centro”. El director enfatiza que ese paso formal ofrecerá alineamientos concretos y fortalecerá la capacidad de respuesta conjunta frente a desafíos del sector.

Desde la perspectiva de transferencia tecnológica, Rodrigo Cortés, gerente del área en el AMTC, refuerza la necesidad de contar con una estructura que pueda llevar las innovaciones desde el laboratorio a su aplicación real. Explica que el AMTC, como centro basal ANID, tiene la misión explícita de generar ciencia aplicada con impacto directo en la industria. “Nuestra misión es generar investigación aplicada que idealmente pueda ser transferida a la industria”, señala. “Por eso buscamos las mejores asociaciones para acelerar desarrollos, pruebas de terreno y la llegada a usuarios finales”.

Cortés subraya que la UNTEC complementa al AMTC en áreas como la gestión de proyectos, la visión comercial y la lectura del territorio, aspectos que se vuelven esenciales para que las tecnologías avancen hacia la implementación. A su juicio, la relación se está transformando en un modelo que combina dos empujes: el tecnológico desde la universidad y el de demanda desde la industria. “Lo que estamos desarrollando con la UNTEC es una relación mucho más simbiótica, donde la fundación pueda ser receptiva respecto a lo que está pasando en la industria y nos motive a generar proyectos conjuntos orientados a resolver problemas reales”.

La colaboración también ha abierto la puerta a nuevas líneas de trabajo, incluyendo la identificación de tecnologías en niveles altos de madurez que podrían convertirse en spinoffs. Cortés explica que la UNTEC podría convertirse en el vehículo natural para acompañar la creación y desarrollo de estas empresas tecnológicas surgidas desde el AMTC, especialmente en áreas como agua, sustentabilidad, automatización y robótica.

Ambas instituciones coinciden en que este modelo de colaboración permitirá acelerar la llegada de soluciones a la minería, integrar mejor la cadena del desarrollo tecnológico y fortalecer la capacidad del país para generar innovaciones aplicadas. En palabras de Humberto Estay, “lo relevante es avanzar hacia una estrategia compartida, donde cada institución aporte lo mejor de sus capacidades y donde podamos responder de manera eficiente y colaborativa a los desafíos que la industria minera plantea”.

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