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Desarrollo tecnológico y colaboración: Ingeniería chilena enfrenta desafíos de la crisis climática

La crisis climática ya no es un tema futuro, sino una realidad urgente que afecta a la sociedad en múltiples niveles. En este contexto, la ingeniería emerge como una disciplina fundamental para ofrecer soluciones tecnológicas y sostenibles. Rodrigo Cortés, gerente de transferencia tecnológica del AMTC y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, enfatiza el rol de la ingeniería en la búsqueda de respuestas ante la crisis climática. “Uno de los leitmotiv de la ingeniería es precisamente buscar soluciones a problemas complejos y resolverlos mediante el uso de herramientas, de los conocimientos que aportan las distintas ingenierías para ello”, menciona.

El sector minero en particular enfrenta retos significativos debido a su alta demanda de agua y energía. La gestión de estos recursos se ha vuelto crucial en la transición hacia un modelo de operaciones más sostenibles. “El agua es un tema fundamental, para poder procesar el mineral que se extrae de las minas, es por ello que se requiere ser bastante eficiente en el uso de este recurso, porque la crisis hídrica en Chile se ha ido trasladando cada vez más hacia las zonas central y sur del país”, señala Cortés. Además, la minería chilena ha implementado diversas medidas para reducir su impacto hídrico, incluyendo el uso de plantas de desalinización y el desarrollo de tecnologías avanzadas para la reutilización del agua. Según el experto, “cerca del 70-80% de la minería nacional recircula agua en su proceso, evita la descarga, pero también evita consumir agua desde fuentes continentales”.

A pesar de estos avances, la implementación de tecnologías de desalinización no está exenta de desafíos. Cortés menciona que “cuando estamos pensando en invertir fuerte en la desalinización y usar esa agua en la ciudad y en la producción, también genera problemas secundarios, como la reinyección de las salmueras al mar, que puede generar efectos negativos y que hay que tratar de reducir”. Ante este tipo de complejidades, la Universidad de Chile ha apostado por soluciones innovadoras que incorporan tecnología avanzada, como el uso de nanopartículas para alargar la vida útil de los filtros de osmosis inversa en plantas de desalinización. “A través de esta tecnología se puede alargar la vida útil de los filtros, mediante la reducción de la bioincrustación y con ello reducir gastos en las mantenciones de las plantas de ósmosis inversa y también reducir los residuos”, explica.

“La ingeniería ahora incorpora conceptos de sostenibilidad muy fuertes, pensando no solamente en resolver el problema técnico a través de la tecnología, sino también en cuáles son los impactos que generan en el medio ambiente y la sociedad”, subraya Cortés. Este enfoque ha llevado a la Facultad de Ingeniería a desarrollar soluciones en las que la tecnología y la comunidad trabajen de manera integrada. Un ejemplo es la investigación que se realiza sobre el abatimiento de arsénico en el agua de consumo humano, una problemática grave en el norte de Chile. “Tenemos un grupo de investigación que trabaja en tecnología de abatimiento de arsénico  y otros metales pesados en el agua. En el norte del país, el agua de las napas subterráneas y aguas superficiales tienen mucho arsénico, el cual es un elemento cancerígeno. Entonces, la gente que consume esta agua tiene mayor probabilidad de contraer una enfermedad a futuro”, comenta Cortés.

Desde la Facultad de Ingeniería también se destaca la importancia de una visión interdisciplinaria para enfrentar la crisis climática. “Desarrollar una tecnología, ponerla en marcha y luego escalarla y empaquetarla para que termine siendo de provecho para algún sector productivo, requiere de trabajo multidisciplinario”, explica Cortés, quien considera esencial contar con diversos especialistas, desde físicos y químicos hasta ingenieras e ingenieros hidráulicos y geólogos por nombrar algunos, en la implementación de nuevas soluciones. Esto, según él, permite validar tecnologías en entornos reales y adaptarlas a las necesidades específicas de cada comunidad.

En el ámbito educativo, la Facultad se esfuerza por transmitir esta visión a sus estudiantes desde los primeros años de su formación universitaria. “Les inculcamos una visión amplia, que piensen en problemas reales e importantes para el país, y desarrollen una solución que no solo resuelva el problema desde la técnica, sino que tenga una mirada sistémica”, añade. La incorporación de conceptos de sostenibilidad en el currículo de Ingeniería ayuda a que los futuros profesionales aborden los desafíos climáticos con una perspectiva integral. Además, según Cortés, “la ciencia no se hace en cuatro paredes hoy en día, el científico tiene que salir a ver la realidad de dónde está impactando su trabajo y también cómo hacemos para que lo que nosotros hacemos en la Universidad pueda ser transferido y ser usado en las comunidades y en la industria”.

Finalmente, Cortés destaca la relevancia de colaborar con diversos sectores, desde el académico hasta el industrial y gubernamental, para asegurar que los desarrollos tecnológicos puedan implementarse de forma eficaz y tengan un impacto positivo. “Mi labor principal es ayudar a la vinculación con los distintos actores de la sociedad, la industria, las entidades gubernamentales, las ONG, todas las entidades relevantes de la sociedad para trabajar con una mirada de sistema, pero una mirada también común de cómo ir a resolver esos problemas mediante una forma planificada”, concluye.

La integración de estos elementos es clave para enfrentar los desafíos del cambio climático. La Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile demuestra cómo la ciencia y la tecnología pueden ser aliadas en la búsqueda de un desarrollo sostenible, asegurando que las soluciones tengan un impacto positivo tanto en la industria como en la comunidad y el medio ambiente.

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