Dialogar representa una decisión y compromiso de respeto, libertad y democracia. Es escoger el camino menos fácil y más lento para construir sólido. Un espacio abierto para preguntar primero y escuchar después todo aquello que no nos gusta oír, las diferencias, el disenso, la incertidumbre y miedos que nos permitan conocer, entender y aprender a construir espacios de coexistencia con cabida para todas y todos. La trascendencia es que son los miles de conversaciones y los diálogos que podamos sostener, los que darán sentido y nos abrirán la puerta para innovar y enfrentar los retos de un modo diferente.
A partir de la conversación, del diálogo y de los acuerdos, construimos nuestra coherencia, es decir, cumplimos nuestras promesas, sostenemos un comportamiento consistente a través del tiempo y generamos vínculos estrechos basados en la confianza y cooperación.
Nuestra Fundación se ha planteado el desafío de ejecutar proyectos de alto impacto en temas fundamentales que afectan nuestra sociedad, agua, recursos naturales, cambio climático, circularidad, entre otros. Para ello invitamos y articulamos a muchos actores trascendentales para que, con la riqueza de la mirada ajena, distintas visiones y expertise, abordemos la complejidad y consolidemos un aprendizaje colectivo, que trascienda a soluciones puntuales.
Iniciando este nuevo año, los invitamos a forjar una comunidad coherente, desde la ciencia, la investigación y el conocimiento aplicado para avanzar hacia un desarrollo sostenible basado en un diálogo local y procesos participativos que generen el marco para la transformación de miles de realidades diferentes y, nuevas oportunidades para quienes, en derecho pleno, las sueñan.