El Nodo Antártico es una iniciativa clave en el ámbito de la ciencia y la conservación en Chile, impulsada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). En esta primera etapa de dos años, el proyecto busca posicionar a Chile como un polo de ciencia, tecnología y logística antártica.
Leyla Cárdenas, profesora titular de la Universidad Austral de Chile y coordinadora de la línea socioproductiva del Nodo, confronta los desafíos que enfrenta la conservación del ecosistema antártico. Cárdenas ha desarrollado una carrera fructífera en la ciencia antártica desde 2010, cuando se adjudicó su primer proyecto de investigación financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACh). “Desde entonces he trabajado en investigación de la biodiversidad antártica, como investigadora asociada al centro FONDAP IDEAL”, afirma. Además de su trabajo en investigación, ha ocupado roles significativos en la gestión universitaria, desempeñándose como directora de la Escuela de Graduados, y actualmente, como decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile.
El Nodo Antártico no se centra en la investigación científica directa, sino en identificar áreas específicas de la Antártica y Punta Arenas, que pueden constituir laboratorios naturales, así como sus necesidades y oportunidades de desarrollo. «El objetivo principal del Nodo es convertir a Chile en un polo de ciencia, tecnología y logística antártica, fortaleciéndola como un laboratorio natural,» explica Cárdenas. Esta iniciativa busca generar conexiones colaborativas entre los actores del sistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) para robustecer la actividad científica y contribuir al desarrollo socioeconómico de las regiones circundantes.
El Nodo Antártico busca involucrar a diferentes actores, tanto regionales como nacionales, en su misión. “El levantamiento de los desafíos y brechas para transformar la Antártica en un laboratorio natural se hará de forma participativa”, menciona Cárdenas. Esta participación incluye a centros de investigación, universidades, empresarios, emprendedores y tomadores de decisiones. Uno de los objetivos es consolidar a Punta Arenas como ciudad Custodia Antártica, promoviendo el desarrollo productivo y la consolidación de esta región en torno al ecosistema antártico.
“El cambio climático impacta muy claramente el ecosistema antártico y, con ello, el mundo entero,” señala Cárdenas, siendo este uno de los mayores desafíos que enfrenta el Continente Blanco. Entre los efectos observados se incluyen la pérdida de hielo marino, cambios en las poblaciones de kril y la invasión de especies no nativas. Para abordar estos desafíos, se están estableciendo Áreas Marinas Protegidas (AMP) y se regulan las actividades pesqueras a través de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), de la cual Chile es parte.
El cambio climático tiene un impacto significativo en la biodiversidad y los ecosistemas antárticos. «La pérdida de hielo marino, por aumento de las temperaturas y cambios en las poblaciones de kril, son algunos de los efectos más claros,» explica la investigadora. Para mitigar estos impactos, se está fomentando la cooperación internacional y la generación de iniciativas basadas en información científica disponible.
La tecnología ha revolucionado la manera en que se aborda la conservación en la Antártica. “Hay un grupo que trabaja en estudiar los movimientos de pinnípedos utilizando detección satelital, drones submarinos permiten visualizar a profundidades antes inexploradas, y el ADN ambiental permite identificar trazas de especies presentes en el ambiente,” describe la académica. Estos avances tecnológicos han modernizado la ciencia antártica y continuarán mejorando las capacidades de investigación en esta región.
Cárdenas comparte que cada año de trabajo que ha desarrollado en Antártica ha sido un aprendizaje significativo. «La primera vez que fui, me enseñó que esta es una ciencia de base resiliente,» comenta. Una experiencia memorable fue la identificación de una especie de invertebrado marino nunca antes reportada en el área, un potencial invasor conocido como “chorito”. Estas vivencias han influido en su percepción de la urgencia de generar estrategias para la conservación del continente.
Cárdenas destaca la importancia crucial de la Antártica para el equilibrio del planeta y su papel como tesoro científico invaluable. “La preservación de la Antártica es fundamental porque juega un papel vital en la regulación del clima mundial,” afirma.
Finalmente, la investigadora invita a las futuras generaciones a interesarse e informarse sobre los desafíos de la conservación antártica, resaltando que es un imperativo moral y una responsabilidad global.