La doctora María Gabriela Roldán, destacada investigadora en Ciencias Sociales Antárticas, reflexiona sobre su trayectoria y el futuro de la investigación y educación antártica. Con un Doctorado en Estudios Antárticos de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, y formación en Gerenciamiento y Administración de Turismo, además de sociología, Roldán ha dedicado su vida a estudiar la Antártida desde una perspectiva social y humana.
Desde temprana edad, Roldán mostró un interés innato por el conocimiento, influenciada por su entorno familiar en Ushuaia. «Tuve la suerte de criarme con mis abuelos maternos, quienes pusieron mucho hincapié en la educación formal. Además, con mi abuelo jugábamos a estudiar los tomos de la enciclopedia que teníamos en el hogar, y así satisfacer mi curiosidad por el mundo», comparte. Este temprano amor por el aprendizaje fue el catalizador que la llevó a descubrir la Antártida a través de su carrera en Turismo, abriendo las puertas a un mundo que la cautivaría para siempre.
La trayectoria de Roldán no solo se limita al ámbito académico, sino que también ha trabajado durante décadas con políticas y estrategias de desarrollo del turismo antártico, extendiendo su experiencia al estudio de las comunidades en las zonas más australes del planeta. «Me siento orgullosa de muchos trabajos que he realizado hasta ahora, pero lo que más me satisface es la colaboración con colegas de diferentes disciplinas e intereses, más allá de los trabajos académicos. Soy gregaria y antártica de mente y corazón, y me entusiasman todas las conversaciones que tengan que ver con este lugar tan especial en mi vida», destaca.
Actualmente, Roldán se encuentra trabajando en dos proyectos que reflejan su pasión y compromiso con la Antártida. Uno de ellos es el PT-REPAIR (Programa de Investigación en Asesoramiento, Impactos y Respuestas del Turismo Polar), un esfuerzo internacional financiado por el Consejo de Investigaciones Científicas de los Países Bajos, que estudia la actividad turística en la Antártida desde múltiples ángulos. «Este proyecto intenta estudiar todos los aspectos relativos a la actividad turística en la Antártida, desde los impactos al medio ambiente hasta el marco legal, para contribuir al manejo de la industria turística en la Antártida», explica.
El otro proyecto en el que está inmersa tiene un enfoque educativo, utilizando tecnologías inmersivas como la realidad virtual y aumentada para promover la educación antártica a nivel global. «Las tecnologías digitales son herramientas interesantísimas para entusiasmar al público de cualquier edad a pensar en un lugar tan lejano, hostil y frágil como es la Antártida. La educación de temas antárticos a la población mundial es una deuda que tenemos como comunidad internacional científica, y una responsabilidad de los países firmantes del Tratado Antártico», afirma Roldán, subrayando la importancia de hacer accesible este conocimiento a todos.
Sobre el encuentro Futuro Antártica, Roldán enfatiza la relevancia de estas iniciativas, especialmente en regiones como Magallanes, que actúan como puertas de entrada a la Antártida. «Iniciativas como Futuro Antártica son muy importantes para mantenerse informado y debatir temas de importancia regional, nacional y global como es el tema antártico. Debemos comprometernos y diseñar estrategias alcanzables con los recursos que disponemos hoy para poder pensar en un futuro estable para la Antártida», concluye, reafirmando su compromiso con un futuro sostenible y equitativo para el continente blanco.