El sector minero en Chile está avanzando hacia un modelo más sostenible, en un esfuerzo por mitigar los impactos del cambio climático y asegurar el uso responsable de los recursos naturales.
En esta transformación, la profesora e investigadora Andreína García, profesora asociada del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile e investigadora principal del Advanced Mining Technology Center (AMTC), explica cómo la minería está adoptando medidas concretas para lograr indicadores de sustentabilidad como la reducción de la huella de carbono y del consumo de agua fresca, destacando la necesidad de un enfoque multidisciplinario y colaborativo para lograr estas metas. “El sector minero nacional está comprometido con tener acciones concretas para reducir a cero su huella de carbono”, señala García. Alcanzar esta meta requiere, principalmente, una transformación en el abastecimiento energético de la industria hacia energías limpias.
En este contexto, la minería ha comenzado a sustituir las fuentes de energía por energías renovables, como la eólica y la solar, logrando que actualmente que cerca del 70% del sector utilice energías verdes. Esta transición es crucial para alcanzar la carbono-neutralidad en los próximos años, explica García: “El compromiso es reemplazar las fuentes de energía fósiles o con quema de combustibles por fuentes de energías más verdes, pensando en minimizar la huella de carbono”.
Otro aspecto clave en la sostenibilidad de la minería es la reducción de la huella hídrica, especialmente en las zonas áridas del norte de Chile. La escasez de agua en estas regiones ha impulsado a la industria minera a implementar estrategias como la desalinización y la recirculación de agua en sus procesos, lo cual contribuye a evitar el consumo de agua continental. “Cerca del 70% de la minería nacional recircula agua en su proceso, evita la descarga y el uso de agua fresca”, explica García. Además, proyecta que, en la próxima década, más del 70% del agua utilizada en la minería provendrá del mar, principalmente mediante procesos de desalinización.
El uso de agua de mar presenta desafíos particulares, ya que no todas las operaciones mineras pueden utilizar agua con altas concentraciones de sales y minerales. “En no todos los casos los minerales pueden ser concentrados con un agua químicamente compleja como el agua de mar, sino que necesita agua libre de iones”, comenta García. Esto ha impulsado a la industria a desarrollar tecnologías que permitan desalinizar y acondicionar el agua de mar para cumplir con los requerimientos específicos de los procesos mineros.
La sostenibilidad en la minería no se limita a la energía y el agua. La profesora García y su equipo trabajan en sistemas de tratamiento de aguas avanzados para abordar la presencia de elementos tóxicos en los cuerpos de agua del norte de Chile, como el arsénico y otros metales. Para este fin, desarrollan soluciones basadas en nuevos materiales, separación por membrana y nanotecnología, enfocándose en que sean accesibles y de bajo consumo energético, especialmente en zonas remotas. “Estamos trabajando en remediar contaminantes normados no solo en aguas superficiales, sino también en efluentes mineros, que representan un problema ambiental y social, pero que en un contexto de escasez hídrica pueden ser aprovechados”, indica.
Además, García destaca la importancia del enfoque multidisciplinario en el desarrollo de estas tecnologías sostenibles. La colaboración entre distintas disciplinas es fundamental para implementar soluciones efectivas que respondan a la complejidad de los problemas ambientales en la minería. “Nosotros idealmente partimos desde la ciencia básica, donde probablemente un par de disciplinas sean necesarias, pero en la medida que se necesita escalar y validar en entorno real, aparecen muchas más disciplinas”, detalla. En el caso de proyectos de tratamiento de agua, la ciencia de materiales, la física y la química se combinan con disciplinas como la ingeniería hidráulica, mecánica, geología, entre otras, permitiendo que la tecnología final cumpla con los objetivos de sostenibilidad y efectividad en el terreno.
La experiencia de García también incluye un rol docente, en el cual se enfoca en promover la sostenibilidad entre sus estudiantes de ingeniería. En sus clases de pregrado y posgrado, como el curso “Minería, medio ambiente y comunidades”, fomenta una visión crítica de la industria, enseñando a los estudiantes sobre los compromisos socio-ambientales y la necesidad de innovación tecnológica en el sector minero. “Estoy en este ramo promoviendo estos conceptos básicos de la sustentabilidad del negocio minero, pero siempre resaltando cuáles son los compromisos del sector y la necesidad de innovación”, comenta García.
La industria minera en Chile se enfrenta a desafíos significativos en su camino hacia la sostenibilidad. Sin embargo, gracias a las iniciativas y el enfoque multidisciplinario liderado por profesionales como Andreína García, el sector está logrando implementar cambios estructurales que apuntan a un modelo de desarrollo más respetuoso con el medio ambiente. La transición hacia energías verdes, la gestión responsable del agua y el compromiso con la reducción de la huella de carbono son ejemplos concretos de cómo la ingeniería y la ciencia pueden aportar soluciones para enfrentar la crisis climática desde una perspectiva local, pero con un impacto global.