El cambio climático ya no es un fenómeno del futuro; sus efectos están presentes hoy en día en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Fenómenos como las sequías prolongadas, olas de calor, y desastres naturales más frecuentes son señales claras de que el planeta necesita urgentemente nuevas formas de abordar la crisis ambiental. Las estrategias para mitigar estos efectos no solo pasan por cambios en las políticas públicas o la modificación de hábitos personales, sino también por el desarrollo de soluciones a nivel de producción, infraestructura y gestión de recursos. En este contexto, la ingeniería juega un papel importante. Con un enfoque en la aplicación de conocimientos científicos y técnicos, resulta esencial para identificar y desarrollar soluciones que contribuyan a reducir el impacto ambiental y fomentar un desarrollo sostenible, adecuado a los desafíos actuales.
El cambio climático ha obligado a un replanteamiento profundo en el enfoque de la ingeniería, ya que los desafíos actuales no son meramente técnicos. En muchos casos, es fundamental trabajar en conjunto con disciplinas como la biología, la química y las ciencias sociales. La creciente adopción de tecnologías de remediación, como las membranas de nanofiltración para eliminar metales pesados del agua en regiones mineras, es un ejemplo claro de cómo el conocimiento interdisciplinario puede mejorar el impacto de las soluciones.
Un aspecto clave en este enfoque es la integración de las comunidades en el proceso. Las soluciones desarrolladas en laboratorios e implementadas a gran escala solo logran su propósito cuando se adaptan a la realidad de quienes las utilizarán. En regiones con acceso limitado a agua potable, la instalación de plantas desalinizadoras o de tratamientos de aguas contaminadas ha implicado no solo una inversión en infraestructura, sino una labor educativa para capacitar a las personas en el uso y mantenimiento de estas tecnologías, generando un impacto positivo y sostenible en su calidad de vida.
Aún quedan desafíos importantes. La ingeniería juega un rol transformador en la industria, sin embargo, enfrenta la urgencia de migrar hacia energías limpias. Actualmente, alrededor del 70% de la energía utilizada en la minería en Chile proviene de fuentes renovables, un cambio impulsado por la meta nacional de carbono-neutralidad para 2050. Sin embargo, cumplir con este objetivo requerirá no solo avances tecnológicos, sino un compromiso renovado con la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades.