- El Centro de Energía impulsa soluciones científicas aplicadas, articula alianzas estratégicas y plantea reformas estructurales para fortalecer el vínculo entre investigación, industria y política pública.
En un contexto marcado por la urgencia climática y la necesidad de transformar el sistema energético, la transferencia tecnológica emerge como una herramienta esencial para que la innovación científica se traduzca en soluciones concretas. En Chile, el Centro de Energía de la Universidad de Chile ha asumido un rol clave en este proceso, liderando proyectos de alto impacto que integran conocimiento técnico, trabajo interdisciplinario y colaboración internacional.
Desde su fundación en 2009, el Centro ha sido pionero en el desarrollo de soluciones tecnológicas y herramientas de apoyo a la toma de decisiones en el ámbito energético. Con más de 15 años de trayectoria, ha impulsado proyectos inter y multidisciplinarios junto a investigadores nacionales e internacionales, alojando iniciativas emblemáticas como SERC Chile y Ayllu Solar.
El rol del Centro, en palabras de su director, Willy Kracht, ha evolucionado con los desafíos globales y locales. “Hemos pasado por distintos procesos de reflexión y planificación que nos han permitido ir adaptando nuestro quehacer a las necesidades cambiantes del sector, tanto a nivel tecnológico como en lo relativo a políticas públicas”. Su misión actual se enfoca en “crear y liderar soluciones I+D en energía que aseguren un desarrollo sostenible, teniendo como visión un sistema de energía que promueva una sociedad justa”.
Articulación y redes: el motor de la transferencia
Pese a estos avances, el proceso de transferencia tecnológica continúa enfrentando obstáculos estructurales. “Existe un espacio limitado para la innovación en sectores productivos más conservadores”, advierte el subdirector del Centro, Patricio Mendoza. A esto se suma “una falta de financiamiento para proyectos que se enfocan en la transferencia tecnológica: muchos fondos concursables reciben un elevado número de postulaciones, solo se pueden financiar unas pocas, y muchos buenos proyectos no logran ser financiados”.
La articulación con otros actores ha sido clave para avanzar en ese escenario desafiante. “Mediante su amplia red de contactos, ha logrado articular a varios actores nacionales en la persecución de soluciones energéticas innovadoras, y esta articulación ha sido clave en facilitar la transferencia del conocimiento”.
Huatacondo: una década de innovación aplicada
Una experiencia paradigmática ha sido el desarrollo de la primera micro-red aislada del país en Huatacondo, en el norte de Chile. “Se transitó a un suministro continuo de electricidad basado principalmente en energía solar, donde pudimos demostrar algo muy innovador en esos años: la posibilidad de que un sistema eléctrico funcionara al 100% con energía renovable”. El proyecto incluyó tecnologías como convertidores electrónicos de potencia, inversores grid-forming y sistemas automatizados de gestión de energía, además de desarrollar una metodología de co-construcción con comunidades. “Tuvimos oportunidad de acompañar a este proyecto por 10 años, y todo el aprendizaje obtenido se ha plasmado en varios avances científicos”.
En paralelo, el Centro ha buscado mantener un equilibrio entre la investigación científica y el ritmo del sector productivo. “Es un balance complejo de mantener, pues los tiempos propios de la creatividad e innovación son muy distintos a los plazos del mundo productivo”. Para ello, cuentan con “un grupo de investigadores senior que lideran distintas iniciativas dentro del Centro de Energía, y que permite encausar nuestro quehacer con el liderazgo que nos caracteriza”.
Institucionalidad para escalar soluciones tecnológicas
Más allá de la producción académica, el Centro también ha jugado un rol activo en la formulación de políticas públicas. “Hemos estado presentes, por ejemplo, en el desarrollo de Energía 2050, en el reglamento de Pequeños Medios de Generación Distribuida, en distintas Mesas de trabajo de los procesos de planificación del Ministerio de Energía”.
Pero para que el sistema funcione con mayor dinamismo, sus directivos consideran que se deben impulsar cambios estructurales. “Se trata de un proceso que requiere no solo capacidades institucionales, como sería por ejemplo una red de institutos tecnológicos que se relaciona de manera orgánica con las universidades y la industria, sino también de instrumentos financieros que habiliten este tipo de desarrollos”.
Finalmente, destacan la colaboración interdisciplinaria y el trabajo con redes internacionales como factores estratégicos. “Los desafíos de hoy en el ámbito energético son naturalmente multidisciplinarios, por ser la energía un pilar fundamental para el desarrollo sostenible”. Una de las alianzas más relevantes es la recientemente formalizada con Fraunhofer Chile Research, socios en temas de hidrógeno verde y sistemas agrivoltaicos.